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Promesas definitivas en la OCDS de Pamplona en la fiesta de San Juan de la Cruz 




Fue un magnífico colofón al triduo de nuestro P. San Juan de la Cruz el que tuvimos en nuestra comunidad de la OCDS de Pamplona: la celebración de las promesas definitivas de Esther Lomas y José Andía.


Tras un periodo completo de formación, Esther y Josecho llegaron a este señalado día con una enorme ilusión y con gran alegría de todos los que formamos esta comunidad. Recibir hermanos preparados y con ganas de continuar en su formación personal y comunitaria es una alegría para todos nosotros. Desde estas líneas les mostramos nuestro agradecimiento y nuestro cariño.





El día fue intenso para los dos, vivieron una jornada completa. Por la mañana tuvieron un encuentro con el P. Asistente, Angel Santesteban y con Marina Arraiza, presidenta del Consejo Local de Pamplona, durante el cual, compartieron textos adecuados a la celebración y oraron con la meditación de los mismos. Al final, ensayaron brevemente la celebración de la tarde.


La celebración de la Eucaristía se inició a las 6,30 de la tarde. Asistió un grupo numeroso de fieles. La celebración estuvo presidida por el P. Provincial Ion Korta y por los frailes de la comunidad de Pamplona, Angel Santesteban, Ildefonso Moriones y Agus Joni, acompañando los cantos desde el coro con el órgano el P. Javier Compés


La celebración fue muy participada y se desarrolló de acuerdo a las normas que indican las Constituciones de la OCDS.





En la homilía el P. Provincial nos expuso tres ideas fundamentales para enraizarnos adecuadamente en nuestra vida espiritual´


  • Volar alto. Tener deseos de Dios, deseos de santidad, decisión para ser santos.

  • Alimentarnos de La Palabra, de Su palabra. Y de todo lo que nos ayude a nuestra solidez espiritual.

  • Que nuestra relación con los hermanos sea fiel reflejo de nuestra relación con Jesús. Huyamos de los misticismos egocéntricos y de la espiritualidad que no contagia nuestro entorno más cercano. Debemos crear “buen rollo” alrededor nuestra; que sea consecuencia – casi involuntaria – de nuestra manera de ser.





Finalizada la homilía y tras la pronunciación de las promesas y la aceptación de los nuevos hermanos, se cantó gozosamente el salmo ““Ecce quam bonum, et quam iucundum habitare fratres in unum” (Cuán bueno y cuán agradable es vivir los hermanos en armonía).


Finalizada la Eucaristía, Marina entregó un regalo a los dos miembros nuevos de la comunidad OCDS.


Tras las fotos para el recuerdo, pasamos a la sala habitual de las celebraciones. Hay que dar las gracias de todo corazón a las personas que prepararon la “más que merienda”. Fue un banquete, y la asistencia de las personas y el cariño de todos: un regalo.


Enhorabuena a Esther y Josecho. ¡Un abrazo! Y ¡gracias a todos!

 

Cronista: José Manuel Echeverría







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