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BILBAO - Bodas de Diamante


Bodas de diamante

Buenos días. Me piden que escriba algo sobre la celebración de nuestras Bodas de diamante de la ordenación sacerdotal, el pasado día 7 de mayo en el Carmelo de Begoña, Bilbao. Seguramente hay celebraciones silenciosas en otros cursos y nadie toca campanas. Creo que todo es cuestión de recordar, animarse, organizarse y tener optimismo. Hace diez años celebramos también las bodas de Oro los cuatro que vivimos.

  1. Los seis

Originariamente éramos seis los del curso. Curso pequeño, para lo que entonces se acostumbraba. Pero los pequeños y los últimos, a veces, han sonado fuerte en la historia bíblica y profana. Dos de esos seis (Martín Astiz y Antonino Vélez) gozan ya de la visión beatífica. Dos más (Satur Iregui e Iñaki Barandiarán) no andaban bien de salud esos días y no pudieron asistir, santificándose en sus conventos respectivos. Máximo Beobide y yo hicimos el montaje presente, con ellos ausentes.

Los más probados han sido Martín Astiz e Iñaki Barandiarán. Seguí muy de cerca al primero en Panamá y Colombia. En una operación de vértebras cervicales quedó totalmente tetrapléjico. Me contó al detalle el caso. Algún médico consiguió mejorar algo la situación a base de medios bastante dolorosos. Incluso publicó un libro optimista.Daba pena y gozo verle a Martín en Panamá atendiendo a la gente en el confesonario y viendo cómo en la misa le tenía que dar la comunión su enfermera. Se me ocurre pensar que hay personas en los altares con menos virtudes heroicas.

Volviendo a la celebración del otro día en Begoña, os diré que Máximo lo tenía todo bien preparado. Para mí él ha sido el decano de nuestro curso y presidió la Eucaristía, mientras yo, el benjamín del curso, me encargaba del “sermón”. A los dos nos prepararon casullas gemelas de alta relevancia. Lo que sí me gustó mucho fue que, en la presidencia de la Eucaristía, yo estaba a su lado izquierdo en la sede y a su lado derecho estaba José Luis Ureta, otro de los martirizados en su salud.

La iglesia estaba totalmente abarrotada, pues Máximo ha sido y es mucha cosa allí. Sehizo presente también el Provincial emérito con su padre, que es de los feligreses de primera línea de la parroquia.

A mi “sermón” opté por darle un carácter de acción de gracias. Para eso redacté una página para cada uno de los dos, “vida y milagros” suyos y míos, como se decía en tiempos barrocos al hablar de algunos personajes. Al final de cada relación, entoné un canto de agradecimiento, que continuó muy bien la asablea.

Las nuestras no han sido “vidas paralelas”, sino de un movimiento opuesto: de con-centración y dis-centración. Máximo ha vivido y prestado sus servicios apostólicos durante estos 60 en el Carmelo de Begoña. Yo, todo lo contrario: he sido una ficha de ajedrez movida por los superiores de la Orden cada ocho o seis años.

Por si le puede interesar a algún curioso, junto a las noticias deportivas y políticas, adjunto aquí sin ningún rubor nuestros “currículum vitae”, a la orden del que me pide estas letras informativas..

  1. Los dos

Máximo nació en Ceánuri el 24 de enero de 1932. Escojo algunos datos que me ha enviado. “Me ordené un 7 de abril de 1957 con Satur y Antonino. Fui destinado a nuestro convento del Carmelo Begoña, Bilbao. Desde entonces hasta el día de hoy no he tenido ningún otro destino.

En enero de 1958 me hice cargo de la catequesis. Estaba en mano en manos del P. Dominic, francés prófugo de la II Guerra Mundial. Al principio sólo castellano; después, desde que se implantó el euskera, euskera y castellano. Cuando entré a formar parte del profesorado de Kirikiño Ikastola, solamente en euskera.

Durante 10 años dirigí los destinos de la Juventud Carmelo y Praga, en uno de los momentos más gloriosos de su andadura. Al mismo tiempo, existía un grupo importante de la Legión de María que venía de antes. El grupo de Danzas Vascas Gaztedi llevaba nuestro nombre, tanto por nuestra tierra como por el extranjero. Anteriormente en la catequesis había funcionado, y con éxito, un cine infantil. Muchos son los que hoy lo recuerdan.

Un dato muy significativo del empuje de nuestra Juventud Carmelo y Praga fue la construcción de un Refugio en el Monte Gorbea. Fue consecuencia de la falta de refugio que encontrábamos al organizar nuestras convivencias juveniles. También dejaron huella. Una larga y preciosa historia.

El 19 de marzo de 1975 se erigía nuestra iglesia del Carmelo de Begoña en parroquia. Fui nombrado párroco. Estuve cinco años. Renuncié porque era tarea que no me iba nada. Y entré a participar en un apostolado que ni siquiera había soñado nunca: Me llamaron de Kirikiño Ikastola. Acepté por un año. No quería seguir, me sentía atado. Ha significado una etapa preciosa en mi tarea sacerdotal educativa. He estado 20 años.

Desde los 65 años que me jubilé en Ikastola hasta hoy: Me ocupo de la Catequesis de Euskera y del grupo de la Orden Seglar. Me gusta y me va. He sido un gran aficionado al monte. Termino afirmando que he sido feliz en esta casa del Carmelo y en esta población, y mucho con la gente. Gracias a todos.”

Félix. Nací en Amoroto el 21 de julio de 1932. Me ordené el 28 de abril de 1957. Y me han movido cada seis u ocho años. El primer destino fue Vitoria en 1960. Estuve de formador y profesor de jóvenes seis años. Luego aquí en el Carmelo de Begoña como prior y profesor, los años 1966-1969. Compartí en los Cursillos de Cristiandad, en la pastoral con los gitanos de Ocharcoaga y en la construcción de los refugios de Gorbea.

Pero para Navidades de 1969 ya saqué pasaporte con la intención de ir a la misión de Malawi. Pero Dios cambió mi ruta y fui a la misión de Guatemala, en la zona de los mayas. Volví en 1978.

Luego estuve en Vitoria cinco años y uno en Larrea (Amorebieta) acomodando el antiguo noviciado para Casa de Espiritualidad. Otros seis estuve años en Madrid, atendiendo a los huéspedes y echando a andar el Instituto de Espiritualidad a Distancia. Al mismo tiempo hacía de secretario de la Conferencia de Superiores Provinciales o Mayores de España y Portugal.

Sin dejar ese servicio, en 1987 me trasladaron a San Sebastián como director de la revista misional La Obra Máxima. Cuatro años más tarde me llamaron a Roma como Consejero y visitador de conventos de habla castellana y portuguesa. En ese tiempo visité también a nuestros frailes de la India, Madagascar y de Malawi (África).

De Roma me mandaron a Chile en 1997. Allí estuve ocho años. También allí eché a andar un Instituto de Espiritualidad, con mucha ayuda de la gente, especialmente de un grupo, que se llama “Carmelitas en el mundo”. También san José hizo algunos milagros. Los últimos tres años estuve de Rector en el gran santuario de santa Teresa de Los andes. Por allí pasa todo Chile dejando sus penas y recibiendo sus favores. Aprendí mucho con su trato.

En 2005, me trasladaron al Desierto de Hoz de Anero (Cantabria) a una casa que se llama Desierto. Pero nada tiene de arenales ni sequedades, sino todo lo contrario.

Y desde junio de 2014 estoy en nuestro convento de Éibar.

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